Y como todos los viajes, los mios siempre empiezan de la misma manera, madrugando y yendo a la estación de guaguas de mi ciudad para trasladarme al aeropuerto. Destino, La Gomera. Planificación, nula. Ilusión, mucha. Presupuesto, poco.
Volamos con Binter, primero a Tenerife Norte y de ahí a la Gomera, cuyo aeropuerto recibe al día 2 vuelos, los dos de Binter, uno por la mañana y otro por la tarde. La guagua pública espera a la salida, soy el único pasajero. El vuelo maravilloso, como lo es sobrevolar Tenerife y por supuesto Gran Canaria. Las chocolatinas “Tirmas” encubiertas, siempre buenas.