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Ha comenzado la #operación777 por la isla más joven y más occidental del Archipielago Canario, El Hierro. Nuestro primer día en el Hierro ha sido muy intenso, dentro de la intensidad que que una Isla de estas características nos puede ofrecer.
He recorrido toda la parte Norte, empezando por «El Mirador de La Peña» del recordado Cesar Manrique, pasando por las Piscinas Naturales del Municipio de Frontera así como una visita al pueblo de Valentina, «El Sabinal», el pueblo más meridional de Europa. Tengo como compañero de viaje a Melo, un ciudadano del mundo, nacido en el Hierro y residente en la Isla, pero que ha recorrido medio mundo con su mochila al hombro, por lo que las conversaciones durante el día han girado en torno a países, experiencias y aventuras alrededor del planeta Tierra.
Después de volar con Binter, de charlar durante el vuelo con un antiguo compañero de la TVCanaria, Isaias, que tuvo la amabilidad de alcanzarme a Valverde en su coche, lo primero que he hecho nada más llegar a El Hierro, ha sido ir a la Barberia de Dº Guzman Febles (apellido portugues característico de la Isla). En El Hierro todo se toma con mucha parsimonia y mucho delicadeza, la Barberia estaba muy concurrido de paisanos de Valverde y los temas giraban en torno a Caballos (de los que Guzman es un gran amante) y del tiempo, que si la Calima, que si el viento en el Norte etc…me sorprendió lo respetuoso y la cadencia de sus conversaciones.
Después de mi experiencia en La Barberia, me he encontrado con Melo que salía de trabajar y nos hemos ido al «Mirador de La Peña» que cumple a la perfección con las exigencias y los principios de Cesar Manrique, geniales acabados, total mimetismo con el entorno y excelente ubicación.
El resto del día lo hemos dedicado a visitar algunas piscinas naturalez y a llegar a la parte del Malpais (rocas volcánicas) en el lado oeste de la Isla. Paisajes muy «lanzaroteños» y la parte menos poblada de la Isla. Destacamos el «Arco de las Toscas»
Durante nuestra excursión, también pude disfrutar del Hotel Punta Grande, durante años condiserado el Hotel más pequeño del mundo y que durante siglos fue un pequeño almacén en donde se guardaban barricas de vino que despúes eran arrojados al mar para ser recogidos por veleros que los trasladaban a las islas mayores. La cultura del vino en Frontera se transformó dando lugar a plantaciones de Plataneras y Piñas, siendo ésta última en la actualidad, la mayor fuente de riqueza del Municipio.
La tarde avanza, decidimos comer en el pueblo de Frontera, yo me he pedido un rico plato venezolana llamado «Pabellon» que es como el arroz a la cubana pero con frijoles y carne mechada. Es un pequeño guiño a toda la comunidad canaria en Venezuela, a donde muchos Herreños tuvieron que emigrar durante los años 40 (casi el 60% de la población) y en donde muchos volvieron y otros no. Melo me cuenta la historia de su bisabuelo, que vino a pasar sus últimos años a la tierra que le había visto nacer.
Y ya con atardecer, y después de un largo día, Melo me lleva a la casa de su hermana, que es dónde me quedaré en los próximos días. Una preciosa y coqueta casa en el pueblo de «Los Llanillos» a 5 minutos del pueblo de Frontera. Estoy muy contento con las vistas y con lo bonita y cómoda que es la casa, así que ducha, cena y a la cama con un gato que ha aparecido por la casa, parece que alguien con poderes me ha mandado al gato para que me haga compañia…mañana será otro día.