Este jueves pudimos disfrutar en el Auditorio Alfredo Kraus del concierto ofrecido por la cantante argentina Susana Rinaldi. Aunque el auditorio no se llenó, el calor del público asistente compensó con creces los sitios vacíos. Fueron sus compatriotas los que, sin duda, más se implicaron en crear una atmósfera mágica en torno a la gran diva argentina. El concierto resultó, así, muy íntimo, con la calidez de las pequeñas salas. Poco después de empezar Rinaldi se ganó al público canario al rendir homenaje al tenor que da nombre al Auditorio. Susana Rinaldi vino acompañada por tres músicos jóvenes (el bandoneonista, la contrabajo y el pianista) de los cuales le gusta rodearse por su energía y empuje.
Susana Rinaldi, aunque pueda resultar desconocida para el gran público español, es una diosa en su Argentina natal a la cual hizo multitud de referencias a lo largo del concierto tanto en las canciones como en las pausas entre las mismas, pausas que la cantante aprovechaba para mostrar su carácter reivindicativo como hizo al hablar, entre otras cuestiones, del papel poco favorable que ha tenido la mujer en las letras de los tangos. Además Susana nos regaló con numerosas anécdotas de su trayectoria vital y nos deleitó con su dominio de la escena.
Además de su hipnótica presencia, Rinaldi, es indiscutible, tiene una gran voz, con la cual es capaz de trasmitir su inmenso amor por la ciudad de la que actualmente es legisladora: Buenos Aires. Una gran parte de las canciones que escogió hacía referencia a la misma, sin duda un guiño a todos los argentinos emigrados ya que ella misma vivió 25 años en Paris. Rinaldi supo interactuar con el público en todo momento, con bromas y curiosidades a la vez que recibía numerosos cumplidos y peticiones por parte de los presentes que una vez terminado el concierto se pusieron unánimemente en pie para despedir a la grandísima Susana Rinaldi.