El Centro de Artes Plásticas del Cabildo grancanario (calle Colón, 8, Las Palmas de Gran Canaria) inaugura el 12 de febrero, a las 20.00 horas, la muestra ‘Azoteas’, última entrega individual de la artista Pilar Rodiles, integrada por 31 cuadros de diferentes medidas realizados con técnica mixta (collage y pintura) sobre lona. Rodiles plantea una delicada reformulación estética de este popular espacio doméstico, tan propio de la trama urbana de los barrios de Canarias, tomando como punto de referencia el libro ‘Sueños en el umbral: memorias de una niña en el harem’, de la marroquí Fátima Mernissi.
La exposición ‘Azoteas’, que se exhibe en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo grancanario hasta el día 19 de marzo, puede visitarse de lunes a viernes (salvo festivos), de 10.00 a 13.00 y de 16.00 a 21.00 horas.
Como señala la catedrática de Historia del Arte de la ULPGC María de los Reyes Hernández en el texto del catálogo editado con motivo de la muestra, la inspiradora lectura del libro de Mernissi en el que, desde una óptica feminista, la escritora recrea numerosas historias relacionadas con su infancia en el harén doméstico de su padre, en la ciudad de Fez, sirve para que Rodiles elaborare toda una colección de imaginadas azoteas de gran formato que constituyen “una vibrante orquestación de lumínicos colores que funden el cielo y la tierra en un mismo plano, rememorando orientales tapices y alfombras tendidos al sol”.
No es la primera vez que la creadora Pilar Rodiles, nacida en Tetuán y residente en Canarias desde 1969, se interesa por la recreación del espacio como elemento central de su discurso plástico. Desde 1998, a partir de su colaboración en el proyecto interdisciplinar ‘Miradas sobre la ciudad’, viene indagando en el mundo de la arquitectura y del urbanismo, realizando una serie de grabados sobre la “ciudad soñada” y la “ciudad real”. A este proyecto seguirían ‘La ciudad y los ojos’ (1999), ‘Megalópolis’ (2004-2005), ‘In Hábitat’ (2006), ‘Habitare’ (2010-2011), y al que se suma ahora esta serie de azoteas norteafricanas realizadas por Rodiles entre los años 2012 y 2013.
La serie de Pilar Rodiles resulta a la vista del espectador una cálida y colorista fotografía tomada desde lo alto de la estructura de un intrincado barrio. Las texturas impregnadas de intensas tonalidades blanquecinas, derivadas de la luz del lugar y del viento de Levante, que contrastan con las gamas rojizas y añiles marroquíes, pueblan unos cuadros que, según la catedrática Hernández, no sólo parecen “un sinfónico y multicultural paisaje urbano de escalonadas terrazas matizadas y definidas por las telas y colores, sino que albergan también sentimientos, añoranzas, ausencia de tiempo y transparentes libertades. Son escenarios cotidianos que la artista expresa y desarrolla visualmente invitando al espectador, a través de su experiencia creativa y vital, a reflexionar acerca de los roles sociales y de la filosófica soledad de la existencia humana”.
Pilar Rodiles no exponía su obra de manera individual desde el año 2011, en el que mostró su serie ‘Habitare’. La artista ha expuesto su obra desde 1984 en multitud de ocasiones y colaborado en numerosos proyectos colectivos, siendo el último su concurso en la exposición colectiva ‘Construcciones de Eva’ que se exhibió en la galería de arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Otra de las facetas creativas de Rodiles es el grabado, técnica de la que es una consumada especialista, creando por ello varias series como ‘Quovadis’, ‘Cartografías’, ‘Bidum’, ‘Vestigios’ o ‘Don de la luz’, entre otras.
En el catálogo editado por el Cabildo grancanario correspondiente a la muestra ‘Azoteas’ de Pilar Rodiles, la catedrática de Arte María de los Reyes Hernández repasa someramente una nómina de artistas que también se han interesado por el entorno de la azotea en sus planteamientos creativos. Todos lo han hecho desde distintas perspectivas y criterios estéticos. Rodiles lo hace desde “una seductora y hedónica fusión entre intimidad y colectividad, avivando los sentidos en un fingido, placentero y prohibido sueño cromático de poéticas esencias”, en palabras de Hernández.
